La semana pasada publicamos un artículo en el que os contamos cómo los lobos habían conseguido restablecer el ecosistema de Yellowstone, equilibrándolo y saneándolo. Y en ese mismo artículo, al final, decíamos que aquí tenemos mucho que aprender de esta bonita experiencia. En España, desde hace varios meses, se está llevando a cabo una persecución contra nuestros lobos, el lobo ibérico (Canis lupus signatus). Una especie endémica, es decir, que no se encuentra en ninguna otra parte del planeta de forma natural. Y aquí solo tenemos unos pocos. En torno al lobo se ha establecido una guerra entre los que están a favor de conservarlo y los que defienden que se permita la caza de esta especie. En este último bando, figuran algunos ganaderos y cazadores, con la ayuda de ciertos medios de comunicación locales de las zonas en las que hay presencia de lobos (principalmente, Asturias, Cantabria y Castilla y León). Justifican la matanza porque causan bajas en el ganado. El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se ha mostrado partidario de cazar al lobo. De hecho, intentó hacer del lobo una especie cinegética. Algo a lo que Europa se pronunció claramente en contra. Lo cierto es que en la actualidad hay mucha disparidad en cuanto a la situación del lobo en las diferentes provincias y comunidades. Asturias ha anunciado recientemente que no hará del lobo una especie cinegética, pero en sus tierras siguen muriendo lobos. En León, se han autorizado en los últimos meses varias cacerías y, lo que es peor, dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa. Colectivos de ganaderos de Ávila quieren hacer de esta provincia “territorio libre de lobos” y asesinar a todos los ejemplares que haya en dicha provincia. El colectivo Lobo Marley denuncia que ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores), una de las que promueven la matanza de lobos, recibió 64.000€ de la Fundación Biodiversidad para el desarrollo de la ganadería extensiva como medio para la conservación del lobo. Lobo Marley está llevando a cabo una recogida de firmas para evitar el exterminio del lobo en Ávila.
Existen dos grandes problemas: uno es la persecución "legal" al lobo y otro es la persecución ilegal. A las muertes por las batidas “legales” que se llevan a cabo incluso en lugares protegidos, hay que sumar las cacerías que se llevan a cabo de forma constante sin que hayan sido permitidas por las autoridades. De esta forma es imposible tener una constancia y control real sobre los ejemplares de lobo que son abatidos, invalidando el argumento que usan para permitir las muertes de que es para controlar las poblaciones. Difícil hacerlo sin datos certeros. Y lo peor de todo esto es que estos crímenes se cometen sin hacer ningún tipo de miramiento hacía las víctimas, de forma que se asesinan lobos machos, lobos jóvenes, hembras, hembras embarazadas y crías de forma indiscriminada. En los últimos meses, que se sepa, han sido asesinados siete cachorros en Asturias, tres lobeznos más en León y seis lobos en Cantabria. Entre septiembre y octubre de 2013, los cazadores acabaron con la vida de una treintena de cachorros y lobos jóvenes en Asturias, León y Cantabria. Y esto son los que sabemos que han sido víctimas de la persecución. Las campañas de desprestigio que llevan a cabo los medios locales promueven un odio injustificado al lobo, aportando datos falsos, no demostrados. Estas campañas, batidas y muertes en todo el territorio, y especialmente en el Parque Nacional de los Picos de Europa, generan una imagen nefasta de España en todo el mundo. Hay que recordar la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) ha catalogado al lobo ibérico como una especie “amenazada vulnerable”. Esto ocurre cuando tras ser evaluada, la UICN determina que es una especie con una alta probabilidad de convertirse en especie en peligro de extinción.
En la actualidad, el lobo solo es una especie protegida en algunas regiones de España. La organización Lobo Marley presentó en octubre 200.000 firmas al parlamento europeo pidiendo que el lobo sea una especie protegida en todo el territorio del país. La petición fue acogida con mucho interés por algunos de los eurodiputados que prometieron seguir el caso con mucho detenimiento. Además, Lobo Marley denunció a Europa el fraude de algunos ganaderos que hacen pasar por muertes debidas a lobos lo que en realidad son muertes por ataques de perros silvestres o, incluso, por los propios ganaderos, con el fin de cobrar las subvenciones de la UE. Lobo Marley es una organización ciudadana presidida por el naturalista Luis Miguel Domínguez y cuyo nombre proviene del lobo que fue asesinado, junto a un compañero de manada, en los Picos de Europa en agosto de 2012, a pesar de ser un ejemplar joven de solo un año de vida. Además, Marley portaba un gps de seguimiento y era objeto de estudio científico con el fin de conocer las costumbres y movimientos de los lobos. Su muerte, que intentó ser ocultada por las autoridades, acabó con el estudio y tiró por el suelo los miles de euros invertidos.
Lo que es evidente es que el lobo es un animal que necesita alimentarse, como todos, y es carnívoro. Y lo que antaño era zona natural con presas naturales, hoy son ganaderías y territorios ocupados por los humanos. El peligro de que un ejemplar de un rebaño sea atacado forma parte de la ganadería, no es nuevo. Aquí y en el resto del mundo. Y por eso existen las cuantiosas subvenciones, españolas y europeas, que reciben los ganaderos. Dice Alberto Fernández Gil (vocal en comités consultivos de los planes de gestión del lobo en Asturias y Castilla y León) que los lobos afectan cada año a menos de un 1% de la cabaña ganadera en extensivo (mientras que la muerte natural es del 5%). Un estudio de hace un par de años determinó que solo un 3,3% de la dieta de los lobos está basada en ganado ovino, según sus excrementos. Se sabe con certeza que hay medidas efectivas que evitan el ataque de los lobos como los mastines, la ganadería extensiva o la presencia de burras en el ganado. Detrás de esta matanza, realmente, están los cazadores cuyo interés es exhibir un lobo muerto como trofeo. Y para conseguirlo, movilizan a periódicos locales y ganaderos contra el lobo, con el beneplácito de las autoridades. Nosotros creemos que, como país, ya es hora de ser responsables con el medio que nos rodea y aprender a convivir con especies que llevan aquí, como mínimo, tanto tiempo como nosotros. El campo y las montañas no nos pertenecen y no tenemos derecho de decidir quién puede o no vivir en él. La biodiversidad es la riqueza más grande que no sabemos valorar.
“Lo que vi entonces... ¡no se me olvidará jamás! Vi un animal hermosísimo; un animal grande, de color gris (...) con unos ojos de los que se desprendió, quizá, una queja: "¿Por qué me perseguís? ¿Por qué queréis matarme si yo también tengo la obligación sagrada de sacar adelante a los míos? Si puede haber carne para todos, ¿Por qué queréis quitarme la vida?” “El lobo […], a través de la aventura de la vida, comparte con el hombre el destino de la tierra”
Félix Rodríguez de la Fuente
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